Tu mirada corre alocada
como una río bravo feliz,
como una golondrina.
Tus palabras danzarinas
siembran el aire de música.
La alegría que desbordas,
las risas inmaculadas,
el aleteo de tus manos,
contagian felicidad.
Tu cuerpo se expresa
ágil o mansamente,
inundando con tu presencia
tu espacio y sus alrededores.
Eres feliz
y el mundo ahora lo sabe.
Francisco de Sales