Se comienza una poesía, o una cosa como esta que leerás, con cualquier palabra o frase desafiante . Luego, sólo queda alargarla hasta llegar al punto final.
Bueno, es lo que yo hago.
Mira:
Inquieto, desafió a sus miedos
(de verdad que es lo primero que se me ha ocurrido)
desde su cárcel de barrotes blancos y afinados,
(ya ves: no dice nada)
malhechor afincado en su conciencia,
allá donde el aire no esparce acusaciones;
(aparente, pero carente)
aún habrán de multiplicarse los días
que no requieran mis lágrimas para seguir,
(esto de las lágrimas siempre le da un toque…)
y seré, al fin, por fin, mar sereno, aire quieto,
futuro redimido, presente subjetivo,
(un toque de poesía moderna)
rosas y otras flores como armas arrojadizas,
besos y miradas dulces en son de guerra…
(cualquier matrimonio imposible es bien recibido)
Inquieto, desafió a sus miedos.
(vuelta al inicio, que también tiene su aquel para rematar, en ambos sentidos de la palabra, este asunto)
Francisco de Sales