Y entonces sucedió

Y entonces sucedió.

Llegó una tropa de miedos

asolando cuanto había;

no supe rechazarlos

y me entraron por las venas

-no sé cómo-,

me llegaron al cerebro

-no sé cómo-,

invadieron mi calma

y arrasaron mi paz.

Y entonces sucedió

que sólo vi tristeza

-de esa que no se puede despegar-

y sentí escalofríos

-donde antes sentía amor-

y sentí cómo me derrumbaba

-de golpe y del todo-,

cómo huía mi valentía

dejándome solo frente a los miedos

que sin respeto ni compasión

me asestaron el golpe mortal

y se instaló para siempre mi depresión.

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