Llevo mucho tiempo esperando
un amanecer sin espinas,
una noche sin tormentos,
un día sin infierno,
una esperanza con luz.
Esta muerte en vida,
con grandes resquicios,
permite la invasión
de mis más temidos enemigos.
Esta vida que tengo,
apocada y sin fuerzas,
parece reclamar un nicho
para descansar las penas.
El dolor es mi doctrina,
la pena es mi estado del alma,
las noches duran veinticuatro horas,
sólo sobrevive el color del luto.