Cada noche rompo la promesa
que cada noche reitero irrompible;
cada noche cierro los ojos
con el arrepentimiento sincero
de que no volverá a pasar más… pero cada noche pasa.
Pasa que asesino minutos;
horas, que es más delito;
días, que es más triste;
meses, que es más doloroso.
Pasa que cada noche cambio,
en un trueque nefasto,
segundos de televisión por segundos de mi vida,
infinitamente más valiosos.
Pasa que cada noche me enojo
con la fragilidad de mi firmeza,
y cada noche ratifico, en un silencio impoluto,
en un auténtico secreto, otro compromiso, el mismo,
predestinado al incumplimiento.
No es agradable perder siempre.
No satisface la acumulación de derrotas.
Hoy pongo más fuerza en el deseo,
más empeño en la promesa,
más voluntad en el compromiso.
Me perdono y me animo.
Me exculpo de castigos.
Me doy otra oportunidad, otra,
de deshacer lo mismo,
para instaurar el mismo principio:
el futuro de mis principios.
Francisco de Sales