Las preguntas se acumulan
a las puertas del cerebro.
Hay una necesidad intensa
de saber por qué lo hiciste;
quién te envenenó el alma y te robó mi amor;
dónde escondes los besos,
dónde las caricias,
quién altera tus sentimientos.
Quiero saber tus motivos,
las razones inconscientes,
cuándo, cuánto, cuál, por qué…
todas mis preguntas me parecen pocas
y todas tus respuestas me parecen falsas.
No quiero que me rescates del caos.
No quiero el roce de tus manos.
No quiero verte.
Estoy desconcertado
y mis palabras confundidas.
Francisco de Sales