Asumo honradamente
la decisión inconsciente
de no querer cumplir años
a pesar de que los años
se empeñan en cumplirse.
Ya tengo bastantes.
Más bien, tengo muchos.
Me niego
a seguir acumulando
una colección de todas las edades
que me abruma.
¿Para qué más?
Tengo ya los recuerdos llenos,
el pasado atiborrado,
y achaques en el alma.
Prefiero ser niño inconsciente,
joven aguerrido,
treintañero en flor.
No quiero recibir la vejez,
ni siquiera en visita de cortesía,
ni aunque sea tierna y bondadosa.
No quiero ser un negocio
a punto de echar el cierre,
ni convocar a mis queridos
a un duelo desagradable.
Vivir, sí.
Pero vivir en buen estado:
la cabeza en su punto,
las piernas bailarinas,
los dedos ágiles…
Me opongo firmemente
a incrementar la abultada cuenta de años,
y a ser carne de chocheo
y estorbo.
Francisco de Sales