La noche estancándose sin tiempo,
la luna perfilando tu silueta,
las caricias dejando rastro,
el aire contando tus suspiros,
uno, un ciento, mil,
el silencio alterado con mi voz:
te quiero, te quiero, te quiero,
los besos aferrándose a tu piel…
tu deseo animando mi deseo,
tu lujuria contagiando a mi lujuria,
las bocas enzarzadas en una lucha,
el amor alborotando al amor…
esta guerra de cuerpos tiene
la rendición pactada en algún momento:
los latidos retornarán a la normalidad,
se evaporarán los jadeos,
reinará una paz amodorrada, .
y la noche empezará a retirarse.
Francisco de Sales