Por siempre huérfano

Soy un huérfano de cincuenta y cuatro años. Todos los días me enfrento, con las lágrimas insurrectas y los puños contenidos, a la ausencia materna. Cada día le dedico un estremecimiento, un llanto reprimido, un instante de mi recuerdo, y…

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Otra reclamación

Tras la intimidad de los párpados cerrados, en la clausura del silencio diáfano, se expresa sin temor la voz de mi conciencia. Me dice, con voz de amor, que merezco mucho más de lo que estoy recibiendo. Me dice, con…

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Nos vamos haciendo buenos

“El tiempo pasa, nos vamos haciendo buenos” Si esta sentencia tiene sentido para ti, tienes más de cincuenta años, y has padecido los inconvenientes de ser osado y exigente, de ser a veces exiliado de tu corazón y medir al…

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Nonagésima irreflexión

Arrastro una larga temporada de lágrimas fáciles. Tengo los ojos emotivos y el lacrimal sensible. El pasado no para de herirme. Me cuenta cosas que ya sé y otras que me habían olvidado. Este viaje a la infancia, tan dura…

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No vino la vida a mi encuentro

No vino la vida a mi encuentro. Me dejó sesteando en una quietud de muerte, despilfarrando mi tiempo de estar aquí, mientras mi ignorancia de saber latir me anquilosaba, y poco a poco me mataba… Quedé esperando el milagro, pero…

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No siempre soy ateo

Cuando creas que has probado todo y nada te llena; cuando sólo confíes en la desesperanza, cuando camines porque sí, vivas porque sí, y puedas resumir un día en nada; cuando tu única alegría no sea tuya, la sonrisa sea prestada,…

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No sé

No sé si mis ojos saben llorar: nunca lo he probado. Cada vez que la congoja reclamaba un camino para expresarse, o un lacrimal para su fuga, un corte seco de mi corazón seco le robaba el alma a mi…

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