Justo tengo el tiempo para decirte te amo,
deprisa,
y dejarte una mirada
-de amor y de angustia-
y enviarte un beso a través del aire
que ojalá llegue a tus labios;
te digo también adiós
pero ya desde lejos,
no sé si te llegará;
el tren sigue,
no paró en la estación muerta
en la que tú levantaste una mano
que se quedó petrificada en el aire,
adiós dijeron tus lágrimas,
adiós dijo tu deseo,
que se quedó otra vez frustrado;
quién sabe,
tal vez algún día pare el tren
y pueda bajarme
y pueda abrazarte
y decirte lentamente
“te amo”,
“me quedo contigo”,
y añadir
“para siempre”.