Cambio de planes

Arnau Castells

decidió morirse

la vacía tarde

del dos de enero.

No era su plan

ese día cuando se despertó,

pero el destino

anticipó sus planes,

sin previo aviso,

y le metió en la cabeza

unas ideas funestas

que le llevaron

a pensar en la muerte

como única salida.

Tomó la decisión

en menos de un minuto.

Empezó a pensar

en cómo hacerlo,

pero su despiste habitual

le llevó de uno a otro pensamiento y,

al final, se le olvidó.

De momento,

aún sigue vivo.

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