Así me insistes:
no haya muro entre nosotros,
dejemos el ir y venir de las cosas,
que los besos sean ágiles y desinhibidos
y no encuentren barrera en la prudencia
ni miedos en sus bolsillos;
amemos como si no tuviéramos frenos
y el futuro fuera blando y blanco,
como si el verbo amar nos necesitara
para expandirse hasta su infinito;
que la Gracia se cebe en nosotros,
que los Reyes Magos se esmeren
y nos traigan amor, amor y amor
desde sus lejanos países;
te quiero es nuestro himno,
te amo corregimos y aumentamos,
dar siempre todos los besos,
hasta el delirio,
y en el amanecer siguiente
tú y yo, juntos, unidos,
per sécula seculorum.
Amén.
Francisco de Sales