Tenías trece años.
¿No podías haber esperado
un poco más
antes de morirte?
¿A qué viene tanta prisa?
Te has ido antes
de que empezara lo bueno.
Antes de que terminaran de asfaltar tu Camino.
Antes de que los Ángeles
ensayaran tu canto fúnebre.
Te has ido sin preguntar,
sin contármelo,
sola y en silencio.
Sólo tenías trece años.
¿Qué hacer ahora con tu futuro?
¿Cómo llorarte?
¿Con qué lágrimas?
Tenías sólo trece años…