Podría olvidar
todo lo pasado
y hasta lo que no sucedió.
Sería capaz
de borrar lo cierto
y poner en su lugar
una fantasía,
un sueño que nunca dejó de ser un sueño,
o la más imposible de las utopías.
Esta falta de sentimientos
en mis sentimientos
me permite jugar sin hacerme daño,
o destrozar y escaparme,
eludir la conciencia y hacerle burlas,
o estar en paz en medio de una guerra.
No sé qué pasará mañana,
ni me importa.
No llego más allá de este instante
en que el frío me hiela
y la muerte aún no me mata.