Amanecen tus ojos.
Poco a poco han aparecido
por entre los horizontes cerrados.
Donde antes sólo habían
unos párpados carceleros
y la condena del sueño,
ahora destellan frescos, a diario primerizos,
unos redondeles negros sobre fondo blanco.
Son tus ojos de mirar y ver;
espejos que reflejan la luz,
y las claraboyas a través de las cuales
se puede ver tu interior.
Amanecen tus ojos.
Nace el Mundo cuando te despiertas;
brota el sol que estaba encerrado,
el sol que es tu mirada.
Amanecen tus ojos.
Un lento pestañeo es una maravilla ingenua,
un guiño, la seducción provocativa,
una mirada fugaz, una invitación,
una mirada mantenida, un desafío.
Amanecen tus ojos
que son mi vida.
Francisco de Sales