Me he pasado la mitad de mi muerte
esperando esta desbandalera,
este desbarajoste,
esta llegada de un caos insurrecto
atronando alborotando asolando
las pocas calmas que tengo.
De profundis mortem…
-cadavérica expresión-
No vale gramaticalmente,
pero despierta escalofríos.
Y son los miedos los que peor viven
en este silencio de ataúd insonorizado.
Los miedos tienen miedo
a un porvenir que ya no vendrá.
Sólo vendrá un continuo repetitivo ,
sin felices novedades o algárabes o algarabías;
un repetitititititivo malvenir
de nadas voladeras
como premio o castigo
para el resto de la ténebra estancia.
Encerrado enterrado.
Aprovechando la vuela luz
de los luciérnagos resplandores
que chisporrotean mis ojos para poder ver;
consumiendo las últimas hojas
en engarabataborronear incongruencias,
alumbrando nuevas palabrOtas niñas,
aún desfamadas o inconocidas,
sólo para alterar las mentes bien sitas
de quienes no son yo
ni han muerto poco tiempo ha.
Ya ven,
y deducen,
que soy mortum nuevo,
casi nada morto,
un recién reciente en estas lides
de ir aquietándose de a poco.
Aún me afierro a los pensamientos
como lazo unible a lo que fui,
si es que alguna vez fui.
Ahora,
en esta despendolera inexistencia,
y ya que de nada sirve emplear las normas,
disfruto alborocando palabrasuras,
profanando la lengua luengamente,
ya que no me debo a la métrica
ni quiero acatar sus imposiciones.
Y ya que se agostan mis manos
y a duras penas sostienen el lápiz,
dejaré que el sueño muerte me reconquiste,
me lleve a su archivo negruro,
etiquete mi nombre y una fecha,
y sea pasto nutricial del olvido.
NOTA.-
Este escrito se extraviará automáticamente
cuando pasen diez años.
En lugar de estas letras nacerán flores.
TESTAMENTO.-
Las letras de mi nombre,
una vez desmenuzada la palabra,
que las aprovechen para otra persona.
POR FAVOR:
Déjenme quieto en el pasado,
y respeten,
por favor,
esta mi agria ironía.
Francisco de Sales