No te quiero…
con esas palabras
inaugurabas
un discurso poblado
de recriminaciones
y rabia,
un resumen doliente
de los años perdidos a su lado,
el saldo tan negativo,
los vacíos tan insufridos,
los llantos innecesarios,
los silencios tan hirientes..
No te quiero…
y después,
una retahíla de verdades,
un reproche inútil,
una queja sin destino,
un soliloquio mudo:
todo para nada.
Francisco de Sales