Sospecho

Sospecho por tu mirada,

tan empapada de pena,

que en tu vida hay pocos huecos

rellenos de felicidad;

más bien adivino

noches dedicadas al llanto,

lágrimas ácidas y corrosivas,

horizontes deprimidos,

ilusiones teñidas de luto,

y oraciones con destinatario

pero sin acuse de recibo.

Sospecho por tu silencio

que ya está todo dicho;

las preguntas ya no insisten,

el dolor ha encontrado un sitio donde quedarse,

tu alma no se defiende,

¿para qué, si está todo perdido?

Sospecho por tu amargura,

y por la desesperación que te gobierna,

que todos tus caminos son inversos,

que la esperanza no te visita,

que la fe te abandonó.

Sospecho por tu voz,

temblorosa y apagada,

que no confías en el futuro,

que el presente se te hace pesado,

y que ya no crees en nada.

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