No conviven
tus besos con los míos,
no son paralelos,
tampoco se estrellan entre ellos.
No coinciden nuestros labios.
Son dos vidas,
dos mundos,
dos desencuentros.
Tus besos mueren
sin haber nacido para mí.
Los míos callan y lloran hacia adentro,
sin destino ni destinataria.
El desamor es un veneno.
Me estoy muriendo envenenado.