Llevo una fecunda y añorante temporada
viviendo con tus recuerdos
y de ellos.
Se amalgaman en mi memoria
tu sudor dulce con tus besos,
las caricias con la boca sabia,
y el hechizo de los suspiros
con la cadencia de tus gemidos;
mis manos recorriéndote con ansia
con tu vientre estremecido,
tus pechos embravecidos
con el valle de tu vientre ya apaciguado;
tus piernas enlazándome a ti
con el latido álgido de tu sexo,
tu respiración desordenada
y cuando me vaciaba en ti;
tu desnudez mostrándose pudibunda
con tu perfecto dominio del galope,
tu inmaculado asombro de novicia
con tu naturaleza desatada;
la obscenidad de algunas de tus peticiones
con un rubor pudoroso en la mirada
y tus jadeos descontrolados
con los pechos que temblaban al besarlos;
tu sexo siempre virgen
con tu cuerpo de contorsionista,
la vergüenza y la lujuria
reflejadas en todo tu cuerpo;
los besos que querían más besos
con los abrazos de náufrago rescatado;
el temblor tímido de tus manos
con la fiera desperezándose,
y cuando acariciabas mi cuerpo
con los orgasmos explotándote dentro,
tus primeros temblores cuando te desnudaba
con los gemiditos avergonzados.
Se amalgaman mis recuerdos de ti
hermosamente desorganizados.