No le digas a la muerte
que he muerto,
que estos latidos son falsos,
que no soy yo quien respira,
que ya terminé.
No le digas
que dejé de temerla,
que me propuse vencerla,
que la busqué en el peligro,
que la encontré en el aburrimiento.
No le digas
que hace tiempo que me yo fui,
que malvive mi cuerpo
pero sin mí.
Dile
que la esperé de pié y firmes,
que me marché harto de esperarla,
que estoy plenamente en la vida
y que en mi vida no cabemos los dos.