Maltrecho

Siento cómo mi alma es volteada

a golpes de inclemencia,

mancillada sin escrúpulos,

agredida,

y nada puedo hacer,

sólo agazaparme iluso

y creer que puedo escapar

de las garras intratables del destino.

Todo yo, maltrecho,

rezumo rabia y dolor,

y reclamo con voz de angustia

una semilla de paz.

No sé si el destino tendrá otros planes

más generosos para mí,

si renunciará a su inclemencia,

si me indultará sin heridas,

y si brotará de nuevo la luz

que es mi faro y mi guía.

No lo sé.

Francisco de Sales

Deja una respuesta