Solo y a solas

Se le fue la última lágrima,

desganada y sin fuerza,

pues las que expresaban el dolor

y la rabia

fueron las primeras:

impulsivas,

furiosas,

gritando,

maldiciendo;

se fue espaciando el llanto

y se calmaron los hipidos

y la congoja remitió,

cada vez menos congoja,

y aparecieron los suspiros,

más discretos,

y la calma encontró un hueco,

muy ajustado,

y la paz pidió permiso

para instalarse,

y el silencio fue ganando terreno

y se fue la última lágrima

y se quedó solo y a solas.

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