Espero que el Cielo donde van todos los cielos
sea suficientemente grande para acogerte.
Deseo que el espacio infinito
albergue un lugar inmaculado
reservado con tu nombre.
Anhelo que Dios sea un excelente anfitrión
y te reciba con el corazón abierto.
Quiero que todo sea un homenaje para ti,
que no falten flores de bienvenida,
que no se escatimen cuidados.
Ruego que te den respeto de Reina,
amor de madre,
trato inmejorable.
Solicito para ti cariño, mimos, calidez, ternura.
Que te acojan como invitada de honor,
como amiga querida,
como a hija pródiga.
Francisco de Sales