Se escondió
para llorar
unas lágrimas
temblorosas,
asustadas,
doloridas.
Se escondió
detrás de sus manos,
ahogó los hipidos,
y borró a conciencia
cualquier huella delatora.
Se escondió
en la noche,
asustado
por su sensibilidad,
avergonzado
de ser Humano.
Se escondió
de sus reproches.
Y negó el llanto.