Se me fueron los años

Se me fueron casi todos los años.

Los primeros en brazos de mi madre.

Los infantiles, corriendo inocentemente.

Los de la juventud, sin enterarme,

así como los treinta, los cuarenta y los demás.

Nadie me avisó de esta prisa de la vida

por abandonarme

ni el para qué.

¡Qué desinterés de los días por eternizarse!

Y comprobé cómo la distracción gobierna

y la desatención acapara la vida.

Uno llega a este día de reflexión,

que es un día continuo,

y se encuentra con el depósito

de los años casi vacío

y con el cuerpo ya casi gastado del todo.

Vamos todos, uno tras otro,

camino del matadero de años

y los días se van, uno tras otro,

caminando hacia el final de nuestra vida.

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