Por siempre, para siempre.

Reclamo

que pronuncies mi nombre

como nunca lo hiciste,

con la voz temblona

y el corazón estremecido,

como si hubiera ansia y deseo

al decirlo;

sin frío,

sin ausencia de amor.

Lo quiero vivo y entusiasmado.

Lo reclamo insistentemente;

ya hace años que el amor me dejó sola

porque te llevaste el tuyo y el mío

y te llevaste lo que nos unía

y me dejaste en este vacío de vida,

en esta locura

que me lleva a reclamarte

que pronuncies mi nombre

aunque luego selles tus labios

por siempre y para siempre.

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