Te escucho

Te escucho.

Atiendo tu queja.

Oigo la reclamación.

Siento el revuelo.

Sufro tu penar.

Te escucho.

No es tu voz la voz cantarina del amor,

ni la voz ilusionada de otros momentos,

ni la voz amable que me cautiva.

Te escucho.

Me hieren tus palabras.

Me duelen los reproches.

Me matan.

Te escucho.

Quedo en manos de mi conciencia

que me juzga y me condena

a no tenerte más.

Francisco de Sales

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