Hay un traqueteo incesante
de sentimientos,
inquietos e inquietantes,
recorriéndome,
alarmados,
a la búsqueda
de su origen o su destino.
Y aquí estoy yo,
aguantando los embates como puedo,
en manos de su inclemencia,
zarandeado o bamboleado,
sin control,
presto a cualquier desmán
ya que no puedo eludirlos
ni escondiéndome
ni huyendo
ni negando lo que pasa.
No encuentro la salida
porque se esconde de mí.
Aquí sigo y seguiré.