No soy yo
ese rostro confuso
que se muestra serio en mi espejo.
No tengo tan mal carácter,
ni tan dolido el ceño,
ni tan desesperada la mirada,
ni tan muerta la sonrisa.
Reniego de esa tristeza que veo.
Mi alma no quiere perpetuarse
en un penar pesar
y busca la salida
en todas las puertas.
Quiero sol, luz, amor, vida.
Lucho contra mí y me desespero.
Reclamo a mi fe su presencia,
exijo a los dioses su omnipresencia.
No quiero encontrar en los espejos
esa tan mala versión de mí.