La vida vive

Estaba asomada al balcón,

los codos apoyados en la barandilla,

la cabeza apoyada en las manos,

la falda alborotada por un aire atrevido,

los ojos sin destino, y las ideas en otro mundo,

cuando se le coló un pensamiento:

la vida siempre está ahí.

No le añadió explicaciones.

Fue entonces cuando se dio cuenta

que la vida seguía

mientras ella estaba en casa,

feliz o enojada,

despierta o dormida…

La vida siempre está ahí,

repitió,

y yo, sin verla,

y lo que es peor:

sin vivirla.

Francisco de Sales

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