Me voy haciendo mayor

Llevo toda la vida mirándome en los espejos,

               que ya son años…

Aquella niña emperifollada,

toda lazos,

empalagosa,

sonriente ante la magia de mirarse

y que el espejo la imitara tan rápido y tan bien…

     dio paso a otra niña más mujer,

     coqueta, seductora,

     con una sonrisa sugerente y provocativa,

     que no se cansaba de coquetear a conciencia,

          la misma mujer que más adelante

          cedió el sitio a una señora

          sorprendida por las arrugas

          que habían aparecido mucho antes de lo previsto,

          muchísimo antes de lo deseado,

          y aunque entonces eran el fin del mundo

          ahora las ve como el leve preámbulo de lo posterior…

          esta anciana que ahora se mira,

          brevemente, menos de lo justo,

          y se resigna malamente ante la visión

          de mirada llena de añoranza,

          ante la tristeza que ha acaparado

          y los colores de la ropa,

          y ante la certeza ya innegable

          de que el espejo, pronto, dejará de reflejarla.

Francisco de Sales

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