Al capricho
de tus pérfidos deseos
soy solamente
juguete.
Al amparo
de tus buenos deseos
soy sólo el olvido,
nadie.
Al desaire
de tu desatención
soy, nada más:
vacío.
De tu olvido
soy víctima predilecta.
De nuestro pasado
soy negado,
borrado,
muerto.
Francisco de Sales