Quizás era un viento enamorado lo que esperaba.
Quizás un vacío pregonando tu nombre.
Quizás una tormenta nacida de tu llanto,
o el anochecer con tu nombre en un neón.
Pero no. El viento arrastraba basura,
el vacío estaba lleno de ruidos y bocinas,
la tormenta era destructora, cruel,
y la noche una oscuridad traicionera.
Mis fantasías no eran de fiar,
ni mi imaginación tuvo un acierto,
ni tus lágrimas nacieron,
ni viniste a mi encuentro.
Me quedé clavado a una nostalgia,
y me engañé con ensañamiento y alevosía;
pinté en mi futuro un lienzo imperfecto
que constantemente me ataba al suelo.
No pude caminar al encuentro del futuro,
ni pude seguir a la cometa en su vuelo,
ni pude despertarme de ese infierno
que vivía en mi interior, muy adentro.
Hoy sólo me queda la crueldad de la realidad
y la nostalgia de otros tiempos;
no habré de morir más veces
en la espera de tu regreso.
Francisco de Sales