La locura lo cura

La belleza de la vida.

La vejez instalada en mí.

El amor investigando caminos.

Yo pienso en el Nirvana,

y camino anhelando la meta.

Busco a Iris por todas las cantinas

donde instala su grandeza.

Está mi palpitar cansado

de finales que se alejan corriendo.

Mientras,

las trompetas tañen sus balidos de corneja.

¿Esto es el mundo?

¿Dónde está mi destino?

Siento las punzadas en mi alma

penetrando respetuosamente.

Ahora sé que Iris anda buscando su amado,

para matrimoniar.

Al final, él dirá que sí.

Espero tus besos, pero poco.

Sólo hasta que el reloj de arena

dé las doce de la noche.

Francisco de Sales

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