Doscientas veinte personas
ocuparon el avión.
Despegó majestuosamente
-orgulloso pájaro de hierro-
a la reconquista
de su reinado en el cielo.
Voló firmemente
hasta que a su vuelo altivo
le pararon los motores
y le insuflaron desgracia.
Hubo un caos
y un intento de calma,
pero se impuso la gravedad
y aplicó su ley.
Doscientas veinte personas
subieron al Cielo.
Cayó el avión,
pero ellas se quedaron allí.
Francisco de Sales