Abandono

He rezado a Dios más de muchas veces,

y siempre he recibido el mismo silencio.

He clamado, implorado y necesitado una señal suya

más que agua, comida o aire.

He suplicado entre Padrenuestros enllantados

y desde la humildad hasta la exigencia.

He recurrido a Ángeles, Arcángeles y séquitos

con la necesidad insaciable como argumento.

                        Pero…

                        Hasta hoy…

                        De Dios siento más su ausencia

                        que su cercanía.

Francisco de Sales

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