Púdico rubor

Con tu pudor de virgen

que encarna tus mejillas

y te delata sin cuidado,

tendrás que convivir,

amigablemente.

Con tu pudor de novicia,

que convierte tu recato en grito,

deberás conversar

en tono amigo,

y acordar una tregua,

un compromiso,

para que se esconda en las nubes,

o en el fondo de un secreto,

o en alguna torre infranqueable,

o en el reverso de la luna.

Con tu pudor de niña

plantado en tu cara de niña.

Francisco de Sales

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