Sí te quiero, dijiste.
Pero tus palabras mentían.
Y siempre te querré, añadiste.
Otra mentira más.
Desconoces el amor sincero,
y el amor vivo,
y el amor eterno,
y el amor desinteresado:
desconoces el amor.
Tu corazón,
de hielo y piedra,
acero y negro,
insensible,
MUERTO,
siente en la cabeza,
y ama con el pensamiento.
Francisco de Sales