No encuentro el rastro de tu paso por mi vida.
Miro en los recuerdos, notarios fieles,
y no aparece ni una anotación
diciendo que un día estuviste conmigo.
No encuentro una caricia, o un beso,
en el inmaculado fichero donde todo consta.
Consta todo, menos tú, inexistente pasado,
mentira inventada una noche de nostalgia.
No queda en mi vida ni un aroma ni una mirada,
ni la angustia alterada que comenzó el fin,
ni aquellos desplantes que rompían almas,
ni el desprecio insistentemente manifestado.
No queda en el recuerdo el oro de tu pelo,
la luz de tus ojos, la música de tu voz,
ni las cálidas caricias que me rozaron,
ni tu cuerpo gozando bajo el mío.
No hay ni una reminiscencia de tu compañía,
ni un recordatorio de aquellos días,
ni una esquela por nuestro amor muerto,
ni un aval que certifique lo amado.
Estuviste mucho… y nada queda.
Fuiste comida, agua, aire, vida.
Fuiste mi yo, mi centro, mi todo;
la reina de mis ilusiones,
el sueño de mis sueños.
Ya ves: como si no hubieras estado.
No encuentro el rastro de tu paso por mi vida.
He registrado en el archivo de tu nombre…
y nada aparece.
No me acuerdo de ti… ¡y mira que lo he intentado!
Francisco de Sales