El odio

Tengo clavado en el recuerdo

el dardo envenenado

de tu odio.

Me duele siempre que se presenta.

Cada vez que aparece

trae la esencia

doliente,

y cada vez se renueva

y multiplica.

Tú y yo dejamos de ser uno.

Al dividirnos,

te llevaste lo bueno que hubo

me dejaste la parte hiriente,

la parte desalmada,

la espina y el infierno.

Soy capaz de entender el desamor.

Jamás seré capaz de entender el odio.

Francisco de Sales

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