No sé qué viene después.
No sé cuál es el siguiente dolor.
Tu ausencia emponzoña mi calma
y transgrede mi paz minúscula.
No hago otra cosa
que pasearme por los recuerdos;
habito más tiempo en el pasado,
donde no es cierta tu ausencia,
que en este presente
al que me han traído mis errores;
añoro, con dolor,
lo que no supe valorar antes.
Ruego, con insistencia,
tu regreso.
Creo que el destino es sordo,
insensible,
o muy prepotente.
No se conmueve con mis llantos,
no se reblandece con mis súplicas,
no se digna complacerme.
Francisco de Sales