Tristezas tristes

Me miro en el espejo y veo tristeza.

Estos ojos, antaño chispeantes,

en otros momentos brillantes,

se han ido mustiando

y en su lugar se ha instalado la entrada al infierno.

Poco a poco, sumando desilusiones,

ha desaparecido en silencio la vida que les alimentaba.

Veo tristeza y no otra cosa.

Amé mucho, y eso mata cuando no es correspondido.

El dolor dura más que la alegría.

El dolor no se lo lleva el viento

y a veces ni siquiera el tiempo.

Este espejo descortés no es maestro en mentir;

con su sinceridad me grita gritos

que son ecos de mis anteriores gritos.

Nada me promete esperanza.

La pena es ahora mi vida.

Esta tristeza me contagia su decepción y su apatía.

Me esperan a la vuelta de la esquina del dolor

nuevas tristezas de todos los pesares y durezas.

No me atrae mi vida.

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