Me he dejado gobernar
por una rutina triste.
Me he rendido sin reparos.
Aquella risa mía de sesión continua,
aquella alegría incansable,
y aquella felicidad diaria,
han dejado su valioso espacio
a una frialdad reiterativa,
a una pena insalvable,
y a un apenado sentimiento
Harto del panorama desalentador,
sólo me queda renacer.
Renacer de las cenizas.
Renacer con el sol.
Renacer sin demora.
Renacer.
Francisco de Sales