Tengo el pensamiento deshabitado,
la cabeza vacía,
las ideas exiladas.
No encuentro en la cabeza
frases coherentes,
propósitos contundentes
o reflexiones hilvanadas.
Sólo la nada.
Nada, apabullante, que me acapara;
nada en la que insistir;
nada que no me lleva hasta algo.
Como si no existieran los proyectos,
como si hubiesen huido las ideas,
como si se hubieran espantado las palabras.
Nada soy
si nada pienso.
Francisco de Sales