Confesión a Sofía

No creía que doliera tanto el corazón al romperse.

No pensaba que el estruendo puede romper los tímpanos.

No sabía que la congoja raya la garganta

y que el nudo que se forma, ahoga.

Siempre creí que estábamos destinados

a amarnos en silencio y en secreto,

casi nunca y siempre a la vez,

que asumíamos estarnos prohibidos,

cómplices a pesar de terceros

y por encima de las circunstancias.

Por encima y por delante de lo que nos rodea

y de las normas de lo común.

Que éramos tú y yo, y nada más.

Juro que te voy a amar aunque no me lo permitan.

Que estarás viva en mi memoria siempre.

Que ni el viento ni el tiempo apagarán tu recuerdo,

porque eres imborrable.

Que amor y tu nombre

significan lo mismo para mí.

Francisco de Sales

Deja una respuesta