Estuvo esperando
un detalle generoso del destino,
una bocanada de vida,
un rayo de sol sin espinas;
cualquier cosa que no le matara
le parecería bien.
Escapar de ese presente ingrato
era suficiente premio.
Estuvo esperando
con el llanto retenido,
con los puños apretados,
mirando a un infinito silencioso
que se escondía ante sus ojos;
su mente no estaba con él.
Estuvo esperando
una palmada en el hombro,
un ABRAZO con mayúsculas,
un beso de verdad,
una palabra bonita…
pero nada de todo eso llegó.