Regresaste con la primavera.
No te pregunté dónde pasaste el invierno.
Ni con quién.
He aprendido a no respirar
y a callar en silencio.
Me dijiste que eras un ave libre
y así te acepté… entonces.
¿El amor es posesión?
Te quiero para mí
para que compartamos el mismo nido,
todos los inviernos y el futuro.
Te quiero conmigo.