Y yo también

Me llama

una voz que no es de nadie

pero sabe mi nombre

y conoce el tono que me gusta;

luego se acerca

y me susurra en el oído

“te amo”,

pero no veo la boca

de donde brota.

“Te amo”,

repite,

como si fuese cierto,

como si cualquiera pudiese amar a cualquiera,

como si no fuese algo que está restringido

y sólo los corazones lo pueden decir.

“Te amo”,

oigo de nuevo.

Mi deseo de que eso suceda

se ha vuelto loco.

Y yo también.

Deja una respuesta