Menos mal que mi corazón
a veces coge la pluma y un folio
y dice lo que yo callo.
Gracias a Dios
desoye a mi vergüenza
y habla en su idioma:
saca a la luz sus alborotos,
los sentimientos que sólo él conoce
y los suspiros que se le escapan.
Yo me callo lo de dentro
pero él es dicharachero,
cosa que me molesta y le agradezco
a partes iguales.
Soy más de secretos y de silencios,
de callarme y no molestar.
Pero aquí sí,
con el folio por testigo
y sin una luna que me vigile,
confieso que mis sentimientos
me encantan
y que me encanta amar
aunque sea en silencio.